Baja visión


Estimado amigo,

Si usted o un familiar esta empezando a notar una pérdida visual, podemos ayudarle.

Si tiene dificultades visuales para realizar una o varias tareas de la vida diaria, incluso usando sus gafas convencionales o lentes de contacto, y padece alguna patología ocular en ambos ojos, se considera que tiene Baja Visión.

Las patologías que causan discapacidad visual o Baja Visión suelen ser la Degeneración Macular Asociada a la Edad, la Retinopatía Diabética, el Glaucoma, la Aniridia, la Retinosis Pigmentaria, etc.

Nuestro Objetivo es que usted pueda retomar las actividades que creía perdidas por su limitación visual.

Para conseguirlo, hemos desarrollado nuestro Protocolo de Atención al Paciente, que ha servido para ofrecer cobertura a más de 10.000 personas con baja visión a lo largo de más de 20 años de dedicación exclusiva a esta disciplina.

Este Protocolo se concreta a través de todo un proceso en el que participan distintos profesionales de reconocida valía profesional, todos trabajando sincronizadamente para conseguir un objetivo: su rehabilitación visual.

El 90% de nuestros pacientes rehabilitan su visión.

Según los estudios realizados, 9 de cada 10 pacientes consiguen retomar las actividades que desean después de llevar a cabo su rehabilitación visual.

Rehabilitando su baja visión, nuestros pacientes consiguen retomar las actividades que les gustan, como leer, pasear, ver cine y televisión o simplemente acompañar a sus nietos al colegio. Le invitamos a conocer en detalle el proceso de rehabilitación visual pulsando en los enlaces del menú de la izquierda.

En esta parte del proceso de rehabilitación, se estudia con minuciosidad el estado de su visión para estructurar el plan de rehabilitación adecuado.

A través de un completo examen de Baja Visión, se observa qué capacidades visuales se poseen y qué zonas de la retina están en mejor estado para poderlas aprovechar.

La evaluación se realiza siempre por ópticos-optometristas con formación específica en baja visión. Esta formación es determinante para saber reconocer qué partes de la retina serán más útiles y cuáles se pueden potenciar con el entrenamiento y ayudas adecuadas.

También se emplea el informe oftalmológico del paciente, ya que es de gran importancia para poder conocer con exactitud el estado de la visión del paciente.

Una vez realizada esta evaluación, se fijan unos objetivos en función de los cuales se establecerá en qué consistirá la rehabilitación y cuánto tiempo se tardará en conseguirla. El tiempo medio de entrenamiento visual se situa en torno a las seis horas de atención individualizada

En esta etapa se seleccionan las ayudas técnicas adecuadas para lograr los fines propuestos.

Baja Visión Angel Barañano pone a disposición de sus pacientes más de 1.000 ayudas técnicas distintas. Entre esta variedad se encuentra la solución para las necesidades visuales de la gran mayoría de los casos.

Las ayudas técnicas se dividen en cuatro grandes grupos:

Ayudas Ópticas: Manuales, o montadas en gafas, proporcionan el aumento necesario según las necesidades de cada paciente.

Ayudas Electroópticas: Se trata de aparatos de novedosa tecnología, entre los que se hayan las lupas-televisión, sistemas de realidad virtual o software para aumentar la imagen del ordenador.

Ayudas no ópticas: Empleadas para mejorar la postura, el contraste, el deslumbramiento o la distancia de trabajo.

Ayudas no visuales: Permiten mejorar la autonomía del paciente sin que la visión intervenga. Así, encontramos dispositivos como pueda ser un reloj parlante o un monedero especialmente estructurado para encontrar todo más facilmente.

El Entrenamiento es fundamental, ya que es el momento en el que el paciente aprende a utilizar eficazmente las ayudas técnicas que empleará en el día a día.

El entrenamiento consiste en el aprendizaje de técnicas para el mejor aprovechamiento del resto visual y la correcta utiización de las ayudas prescritas.

En esta fase se ejercita al paciente en determinados hábitos necesarios para el aprovechamiento de su resto visual. Asimismo, el uso de las ayudas técnicas bajo la supervisión de un especialista facilitan que estos instrumentos puedan ser manejados sin ninguna dificultad por el paciente cuando éste tenga que valerse por sí mismo.

La fase del entrenamiento se completa habitualmente en cuatro sesiones de una hora, aunque el plan de rehabilitación incluye todas las sesiones que sean necesarias hasta lograr que el paciente emplee con eficacia las ayudas propuestas.

El entrenamiento es fundamental, ya que si no se usan correctamente las ayudas, no se cumplirán los objetivos. En cambio, los estudios demuestran que el 80% de los pacientes que aprenden a utilizar las ayudas, las siguen usando 2 años después de finalizar la rehabilitación.

Objetivo: conseguir el mejor aprovechamiento del resto visual

Todos estamos acostumbrados a mirar por la parte central de nuestro ojo, que es donde tenemos la mayor visión del detalle. Es difícil entender que, pese a tener una patología, podamos utilizar una parte de nuestro ojo que está en mejores condiciones aunque no sea la zona por la que estamos acostumbrados a mirar.

Dicha tarea, necesita entrenamiento y ejercicios para que la persona sea consciente y aproveche ese remanente visual que posee. Por eso se refieren tareas para realizar en su hogar y sacar mayor partido a la visión residual.

El Entrenamiento con las Ayudas.

La Baja Visión engloba una serie de cambios en nuestra forma de actuar en el día a día. En el entrenamiento con las ayudas que se prescriben al paciente, se le enseña a utilizar cada una de ellas dando todos los soportes técnicos convenientes para que la persona no tenga dificultades en su ámbito cotidiano para salir adelante con la mayor facilidad posible.

Orientación y Movilidad.

En la mayoría de los casos, la Baja Visión conlleva una falta de seguridad a la hora de salir a la calle por su barrio, desplazarse por lugares desconocidos, coger un autobús o cruzar una calle.

Se puede mejorar la calidad de vida con una serie de cursos prácticos que se pueden impartir en el entorno en el que la persona se maneja enseñando técnicas de orientación y movilidad para obtener esa independencia y seguridad que necesita.

Desarrollo de Habilidades Diarias.

Tareas que pueden parecer tan sencillas como comer, a veces se convierten en un problema cuando no se pueden realizar con cierta destreza.

Los cursos de habilidades de la vida diaria ayudan a adquirir determinadas destrezas para que la persona pueda defenderse en tareas tan cotidianas como cocinar, diferenciar las prendas de vestir, comportarse en la mesa, reconocer las monedas, etc.

Dichos cursos se imparten tanto en el hogar como en nuestra consulta para que aprenda a desempeñar por sí mismo las tareas habituales de la vida diaria.

Seguimiento.

Una vez entrenado, el paciente vuelve a disfrutar de su vida y sus aficiones, sabiendo que hay un seguimiento durante un año que le cubre todas las posibles incidencias